Es curioso lo que recordamos, decía Forrest Gump. Supongo que también es curioso lo que apreciamos. En mi cumpleaños me regalaron algunos libros, maquillaje, accesorios; cada persona me regaló algo acorde a la parte de mí que conocen. Por eso mi sorpresa cuando una prima me regaló algo de lo más extraño:
Era un puñado de lavanda, cuidadosamente envuelto dentro de una bolsa de tul color fuscia y atado con un lacito blanco. Ella es diseñadora de modas, así que me dio la impresión de que me daba una parte de sí misma. De hecho, lo curioso fue que ya su familia me había regalado algo, y ella misma me obsequió un libro; así que el ramillete era completamente innecesario. Y por ser innecesario fue totalmente espontáneo y tremendamente significativo; como las cosas que decimos cuando ya hemos preguntado y respondido las frases "de regla" y ya no estamos obligados a decir nada, esas sonrisas que no tienen motivo específico.
Tengo el regalo en mi mesa de noche, y a veces abro la gaveta y aspiro el aroma con los ojos cerrados. En cierto modo, cada vez que lo hago ella y yo conversamos.
¿un día duro?
Hace 3 años.