Hoy hay protesta en la ciudad de Guatemala, no es gran novedad debo decir. Lo interesante es que esta vez son los vendedores navideños, los que solían colocarse en el gran terreno que está junto al INCAN y en donde están construyendo campos de football, lo que significa no más mercado navideño.
Hace unas semanas pasé por ahí y pude ver las vallas que anuncian el proyecto. No le di gran importancia hasta que vi la puerta, y de pronto recordé dónde estaba. Aun con los años, no se me borra la imagen de esa portón y los cientos de puestos de artículos para las fechas. Yo nunca había visto ese lugar como algo más que un mercado, y la idea me dolió.
Antes de Cemaco, Sears y de que la zona 7 y 11 dejaran de ser mi hábitat natural, cuando todavía mi tamaño me dejaba los objetos en los mostradores justo a la altura de los ojos, cuando mis sentidos estaban mucho más cerca del suelo, solíamos ir al mercado navideño.
No me gusta ir al mercado, el normal. Es ruidoso, laberíntico y muy poco agradable a la vista. Sin embargo, era una emoción ir cada año a este otro, al mercado navideño, más para un niño. Como decía, todos los productos interesantes me quedaban delante de los ojos: las figuras de nacimiento, las cubetas con aserrín (si no te veían podías tocar esas montañas de colores, todavía húmedas por el colorante), las casas del nacimiento, las ovejas de tusa. Eso sin contar el magnífico olor del pinabete y la manzanilla, las luces exhibidas en los estantes... con música incluida. Una música que, después de descubrir la diferencia entre mp3 y midi suena tan "corriente" pero que entonces era más navideña incluso que lo que oías en la radio.
Era la primera y quizá la mejor probada de la Navidad que tenía. Afortunadamente, Roberto Urrea tuvo la genial idea que yo no tuve y fotografió el lugar.
¿un día duro?
Hace 3 años.