sábado, diciembre 26, 2009

Avatar, un viaje fuera de lo material

You think switching between languages is weird? Try switching bodies.

Eso es lo que sentí cuando vi la película Avatar. En ella hay para todos los gustos: amor para los románticos, acción y efectos especiales para los entusiastas, mensaje y misterio para los que nos intriga eso. De eso se trata esta entrada.

La impresión que tuve en cierto punto de la película es cuán difícil debe ser cambiar de cuerpo, mente, lenguaje, amigos y cultura, todo en un segundo. Estoy aprendiendo a manejar, y poco a poco estudio algo de japonés, además del inglés; me atrevería a decir que los tres son idiomas nuevos, excepto que el primero se habla con el cuerpo. Y ni eso se compara a lo que James Cameron quiso representar con Avatar. Si yo, viéndolo y sintiéndolo, tengo una fuerte impresión, me pregunto cómo se mantuvo cuerdo Cameron al escribirlo. Maybe he made a videolog, hahaha.

Últimamente, como humanos hemos jugado mucho con la idea de la realidad virtual, y esto lo llevó a un nuevo nivel. La frase "cuerpos celestiales" se cruza a menudo por mi mente mientras escribo esto. Hay mucho de divinidad en Avatar, y se representa de forma tan tangible que desaparece la frontera entre lo material y lo espiritual.

Hablando en términos de cristianismo y divinidad en la Tierra, es casi demasiado difícil imaginar que suceda así en nuestra concepción del mundo. Parafraseando a un amigo: Dios es tan impresionante que, si pasáramos todo el tiempo escuchándolo, nos volveríamos locos. No me resisto a esa idea, cuando pienso en todo lo que he aprendido en los últimos dos años_ no sólo lo académico_ no tengo forma de saber lo que conoceré en 50 años, y ya que Dios es eterno...

Por lo mismo será mejor terminar aquí este post, y tocar el tema de Dios más adelante, cuando no tenga la adrenalina hasta el tope y no sean las dos de la mañana.

Postdata: Tengo que reconocerlo, es un excelente guión y no está basada a un libro.

miércoles, diciembre 23, 2009

Mi colección de Barco de Vapor


Cuando era niña, acompañaba a mis papás al supermercado todas las semanas. Corría a la sección de lavandería y me quedaba contemplando el stand rojo que estaba a la entrada. Libros. Filas y filas de ellos. Me entretenía leyendo los títulos, los resúmenes y a veces escogía uno. Si tenía suerte, podía llevarlo a casa y leerlo; casi siempre me tomaba menos de tres días. Si no, tenía que resignarme. Era como una ruleta, casi nunca se repetían los mismos títulos. Algunos terminaron agradándome, otros fueron difíciles de terminar_ incluso una vez me salté hasta el final_ y otros definieron muchos de mis personajes "ideales". Me hicieron la escritora y la lectora que soy, incluso influyeron en algunos de mis insultos, jaja.

En los últimos años descubrí que he cambiado. Ya no los leo, ni siquiera mis favoritos, porque ya sé la historia y el estilo comienza a aburrirme. Así que poco a poco otros libros han comenzado a ganar terreno, aunque el rojo y el naranja todavía dominan gran parte de mi biblioteca. Los conservo porque sólo con mirar el tíulo y tomarlos en mis manos recuerdo todas las emociones y las sorpresas vividas. Es la ruta más rápida de vuelta a mi infancia.

lunes, diciembre 21, 2009

Navidad en la Tierra Media?


Cerca de mi casa venden casas elficas para hacer nacimientos

domingo, diciembre 20, 2009

Olvidándote

Te miro pasar. Si tengo suerte será lo suficientemente lejos para ignorarte. Si no, tendré que esforzarme para no mirarte a los ojos y saludarte, o tomar la manga de tu sudadera, intentando hacerte sonreír de ese modo tan particular. Lo peor sería que tú me saludaras y al besar tu mejilla percibiera tu loción, o que hicieras una broma y muy a mi pesar me hicieras reír. En esos momentos, casi quiero ignorar que ni siquiera te conozco bien, que lo poco que te conozco sirve para saber que no somos compatibles, casi me hace olvidar que tú ya quieres a otra persona.

miércoles, diciembre 02, 2009

Vendiendo tickets



Pre Hechos 29